La Sociedad Clerical Virgo Flos Carmeli está formada por miembros de los Heraldos del Evangelio que, tras décadas de vida comunitaria, han recibido el llamado al sacerdocio para fortalecer su labor evangelizadora. Según el Artículo 3 de sus estatutos, “La Sociedad nace como expresión del carisma de la Asociación Heraldos del Evangelio, con una vocación sacerdotal específica, manifestando la voluntad de actuar en comunión de métodos y metas con la mencionada Asociación, y empeñandose particularmente en que los fieles atraídos por este carisma reciban asistencia ministerial, especialmente aquellos que viven en comunidad (PC 10)”.
Además, la Sociedad incluye a algunos miembros que, sin abrazar la vocación sacerdotal, colaboran desde hace años con su carisma y misión en diversas actividades apostólicas y comunitarias.
Los orígenes de este grupo se remontan a los años 70, cuando Mons. João Scognamiglio Clá Dias, aún laico, y algunos terciarios carmelitas del Sodalicio “Virgo Flos Carmeli” iniciaron una vida comunitaria en un antiguo monasterio benedictino en São Paulo, Brasil.
Dividían su tiempo entre oración, estudio y períodos de silencio para fortalecer su trabajo evangelizador. Adoptaron el celibato y un hábito específico de terciarios carmelitas, y recitaban diariamente el pequeño Oficio de la Inmaculada Concepción en la capilla de la comunidad.
No todos los primeros compañeros sintieron el llamado a la vida religiosa. En 1976, un grupo de jóvenes, bajo su guía, estableció una Regla de Vida Comunitaria, conocida como “Ordo”, que evolucionaría hacia las constituciones y reglamentos actuales. Posteriormente, otros grupos siguieron su ejemplo, extendiendo el modelo de vida comunitaria a otras ciudades de Brasil y a diversos países de América y Europa.
Inicialmente, los miembros de Flos Carmeli se consagraron a María Santísima siguiendo el método de San Luis María Grignion de Montfort. Vivían esta entrega a través del celibato, la sumisión a la autoridad del superior, la vida en comunidad, el silencio, la oración, el estudio y la disponibilidad para el apostolado.
Esta Consagración, renovada públicamente en la capilla frente a toda la comunidad, marca la incorporación formal al grupo de consagrados. Implica el compromiso de respetar la regla de vida comunitaria y la intención de hacer votos de obediencia perfecta, castidad integral y pobreza completa.
Con el surgimiento de vocaciones sacerdotales, se concretó el deseo de dar una forma jurídica a esta experiencia de décadas, como se establece en los estatutos: “La Sociedad tiene como objetivo unir esfuerzos para la evangelización y catequesis, colaborando en la difusión del Evangelio en todo el mundo (PO 12), a través de una vida fraterna fundamentada en la caridad, con el ferviente deseo de cumplir la súplica que la Iglesia, por mandato de Jesucristo, ha repetido durante veinte siglos: ‘Adveniat regnum tuum’.”
Las primeras ordenaciones sacerdotales se llevaron a cabo el 15 de junio de 2005. Un mes después, Mons. Lucio Angelo Renna, O.C., Obispo Diocesano de Avezzano, firmó el decreto que erige a la Asociación Pública Diocesana Virgo Flos Carmeli.
La elección del primer Superior General de la Sociedad se realizó el 19 de septiembre en la Sacristía Papal de la Basílica de Santa María Maggiore en Roma, donde Mons. João Scognamiglio Clá Dias fue elegido unánimemente, con solo un voto en contra.
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