¡Salve María! El pasado 18 de octubre, vivimos una jornada de fervor y devoción al conmemorar los 108 años de la última aparición de la Santísima Virgen en Fátima. Nuestra casa acogió a devotos y peregrinos que viajaron desde diversos puntos de Argentina para unirse a esta celebración.



Este evento fue enmarcado por la Santa Misa y coronación a Nuestra Señora de Fátima, un momento de recogimiento y fortaleza espiritual. Al caer la noche, la fe se hizo visible en la conmovedora procesión de velas en donde la llama de cada cirio, sostenida por las manos de nuestra comunidad, simbolizó nuestra esperanza inquebrantable. Fue un profundo honor ver tantas almas unidas a los pies de Nuestra Madre.
Es muy importante mencionar que cada flor que recibimos fue colocada con amor y respeto en el altar, adornando a la Virgen como Reina y Madre. Además, su generosidad nos impulsa a seguir adelante con un sueño de fe: continuamos construyendo juntos esta casa de oración dedicada a Ella.

Al terminar el Rosario, los juegos artificiales iluminaron la construcción que estamos realizando, simbolizando la alegría de ser hijos de aquella que es nuestra Reina y Madre. Familias y amigos, con los corazones llenos de gozo, unían sus voces en una aclamación unánime: “¡Que viva la Virgen!”


Celebrar la última aparición de la Virgen en Fátima no es solo recordar un hecho histórico; es renovar nuestra respuesta al llamado que Ella nos hizo: vivir con fe, orar con fervor, y caminar con esperanza. Que esta conmemoración nos inspire a seguir siendo testigos de su amor en el mundo.